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"Historias de diván" - Gabriel Rolón

EL
AUTOR

Imagen del autor

Gabriel Felipe Rolón es psicoanalista, escritor bestseller y a lo largo de su carrera supo participar en los medios así como en el espectáculo (presentador de radio, músico y actor).

Nació en una casilla en Gregorio de Laferrere, La Matanza (Argentina), el 1 de noviembre de 1961. Su infancia fue humilde. Al terminar el colegio secundario ingresó a la Facultad de Ciencias Económicas que abandonó para estudiar la licenciatura en psicología.

Obtuvo una especialización en psicoanálisis abocando su actividad dentro del campo de la psicología clínica: tratamiento de las neurosis, psicosis y perversiones.

Historias de diván se publico en el año 2007 con 8 relatos basados en hechos reales y presentados como diálogo entre el analizante y el analista (paciente y psicólogo para nosotros, el común de la gente).

Tuvo mucho éxito por lo que en 2013 se reeditó y se lanzó sumando un relato más.

En 2017, para celebrar los 10 años de publicación, se editó nuevamente y se publicaron 10 relatos cuyo enfoque principal y guía conductora son: el dolor y la posibilidad de superación.

Historias de diván fue escrito a pedido del director de la editorial Planeta con el objetivo, o idea particular, de explicar conceptos de la autoayuda. Gabriel Rolón aceptó, pero con cierto sabor desobediente. En vez de enfocarse en la autoayuda se dedicó a escribir un libro que no trae buenas noticias y a mostrarnos que las historias pasan por el dolor.

Este libro surgió desde la autenticidad. El objetivo del autor fue, desde el principio, transmitir qué es el psicoanálisis.

Se escribió en un momento difícil para el psicoanálisis, donde el auge era el de las nuevas corrientes: cognitivismo, neurociencias; y se miraba a aquél como “pasado de moda” y elitista. Se decía que “no servía” ya que, según el común de la gente, era aplicable a una Europa del 1900 o de los ’60.

EL
LIBRO

Portada del libro

Algo de psicoanálisis

Surgió como una corriente “incorrecta” porque habla de temas que en 1900 no se hablaban: sexo. Según el autor, el psicoanálisis planteó la relación padres/madres e hijos, no como una llena de ternura sino como un vínculo fuertemente erotizado.

Es una corriente que siempre trajo cosas incómodas arriba de la mesa (o del diván); uno de los motivos por los que analistas eran vistos como degenerados.

Generar incomodidad en un sistema que nos quiere productivos todo el tiempo fue la gran disrupción que el psicoanálisis provocó en la sociedad. Requiere de espacios de pensamiento, de introspección, de reflexión, de frenar… todo lo contrario a lo que demanda la rutina actual.

Nunca se sabe cuánto durará el tratamiento de un paciente o, mejor dicho, cuántas sesiones costará para que el analizante se encuentre produciendo nuevamente. El analista no sabe eso ya que no le pone tiempo al dolor de la persona que llega en busca de ayuda.

Esta corriente va a contramano de las épocas positivistas, productivas y capitalistas del “producir mucho”, “producir ya” y “producir para el afuera”. El psicoanálisis avanza, pero hacia atrás y hacia dentro.

Aquí se priorizará el inconsciente, la historia infantil, la sexualidad como estructurante de la personalidad. Se buscará que el paciente se meta en problemas y profundice en ellos.

El mix
‘Psicoanálisis ft. Rolón’

Desde este marco, el autor buscó reflejar el contexto actual en el que esta corriente se sigue desarrollando porque sí, sigue en pie. Aún en este presente, en este siglo, tomando la realidad argentina como base, con pacientes que pueden pagar poco por las sesiones, y que se quedan sin trabajo en ocasiones.

Nos muestra que el psicoanálisis no confunde la ‘curación’ con el ‘bienestar’: “Lo que no se resuelve se repite”. En muchas ocasiones creemos “Estar bien” pero no descubrimos el por qué de nuestro sufrimiento, por lo que seis meses después de haber cortado las sesiones, volvemos.

Esto plantea la pregunta: El psicoanálisis, ¿es una terapia?

Es una técnica terapéutica también, pero lo terapéutico es secundario para el análisis. Acontece por añadidura.

La palabra ‘terapia’ viene del campo médico y remite a la “recuperación de un estado anterior”, se recupera un bienestar perdido.

El psicoanálisis quiere que el paciente sea alguien nuevo, quiere que se cuestione: qué quiere ahora, quién es ahora y qué desea.

Sobre los casos
que el autor eligió

En resumen, tuvo ocho cosas en cuenta:

1. Que contar esas historias no dañara a los pacientes;

2. Tener su autorización;

3. Mostrar la versión que había escrito de las historias a sus pacientes;

4. Construir un camuflaje para ellos, con el objetivo de que nadie supiera quién es en realidad el protagonista de cada relato;

5. De cada análisis personal, tomó cierta línea conductora;

6. Aportar algo de interés para el lector;

7. No afectar el vínculo profesional entre él y el analizante: que no se dañara el espacio terapéutico;

8. Transmitir la verdad del análisis en general, eligiendo casos que no resultaran bien siempre pero que aún así se notara que el camino hacia la verdad del sujeto vale la pena.

Mi Valoración

Leímos este libro durante julio 2024.

Es una lectura muy fácil de llevar. No me animo a decir que es amena porque aborda temas muy complejos que atañen a la vida con todo el esplendor humano. Creo que intentó simplificar la labor analítica para mostrárnosla y llevarla al alcance de nuestras manos (ojos y psiquis) y lo logró sobradamente.

Definitivamente no es un libro de autoayuda. Puede tomarse como una introducción adaptada del psicoanálisis, que sirve como un imán para aquellas personas que nos interesamos por los asuntos de la mente.

Me gustaría haber leído un poco más de crítica a la corriente que busca explicar, pero creo que algo de eso quiso marcar en un par de relatos, de una forma muy sutil. Algo que me pareció inteligente: reconocer los límites del psicoanálisis y no mostrarlo como el salvador y gran solucionador de problemas. En ese sentido pienso que fue coherente.

Un buen libro que te recomiendo leer si sentís prejuicios hacia la técnica analítica. Después evaluarás si los mantenés, los cuestionás o bien si los desechás.

De dónde saqué la info?

Entrevista a Gabriel Rolón

De ese link que te lleva a la entrevista que editorial Planeta le hizo a Rolón.